lunes, 13 de octubre de 2008

The last killers

Luz, negro, PUM, muerto, PEENG, vivo ¡Viva el amor! El ritmo explota. ¡Existe! Explota, existe, se expande, se estrella contra las cuerdas de una guitarra.

Estruendo y libertad.

Los buffles provocan un movimiento inconsciente, incontrolado, dentro, muy dentro. No se puede oir, no se oye, la fuerza de la locura obstaculiza el sonido chispenate. Ojos extasiados, éxtasis, ¡existe! Éxtasis en cigarros y locura en un teclado.

Pasión, pasión, intensa pasión, ¡bendita pasión!

PUM, PUM, PUM de fondo, discreto y esencial: básico. Es el ritmo de la música de fondo, la base de todo, no se oye: se siente. Pompeo incesante, inspiración acompasda PUM, PUM, PUM y acelera. Más deprisa. La guitarra se descontrola, una armónica se traga el teclado y PUM, PUM, PUM, PUM más rápido, más fuerte,más negro, más…

Silencio. Poderoso silencio se incrusta en las paredes. Parálisis, conmoción, nebulosa. PUM… PUM…. PUM…

¿Alguien gritó viva el amor?

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