domingo, 14 de junio de 2009

Café francés

Dentro de escena.Una terraza de una cafetería. Francia. Dos sillas. Una mesa de metal. Las sillas puede que de metal también. Un indefinido y carcomido por el sol anuncio publicitario de fondo. Llovizna. El toldo hace las veces de paraguas.

SANTI: Dos cafés au lait (Al camarero. Santi parece alterado, le tiembla la mano izquierda un poco. Desvía de vez en cuando la mirada, un poco. Desconecta, piensa y gesticula)

HELEN: (con un rotulador azul oscuro escribe sobre un taco de papeles. Es muda. Escribe: ¿Seguro que café? En sus ojos azules hay un interrogante irónico)

SANTI: Lo que sea, lo que sea… ¿qué más da café que té que cerveza? (suspira) Es la vida…nonono…la ciudad, es la ciudad. ¡Pasa todo tan lento! El verano se pega a la piel…

HELEN: (Escribe: ¡El calor se pega a la piel! y entorna los ojos.)

Llegan los dos cafés. El camarero cobra y desaparece de escena. Un segundo de silencio por el personaje perdido…ahora bien:

SANTI: Gracias…(Al camarero) Ahora bien (A Helen. Cambio con un brusco movimiento de cabeza) hoy mi vecino de enfrente se ha ido a declarar a la chica de la frutería de abajo. Tras escribir mil y un cartas de amor en bolsas de papel de la frutería ha bajado las escaleras a tiempo para romperle el corazón a mi amiga la que trabaja en el periódico con él. Le ha hablado, emocionado, por fin, Nuria, le ha dicho, por fin voy a decirlo. Nuria no ha podido más que romper todas las cartas de amor que le había escrito en recortes de la sección de anuncios por palabras. Y todo para que Esteban el del edificio de enfrente, amante de las mariposas, haya aparecido con un billete de lotería premiado al que iba a medias con la frutera. Han planeado un viaje de un año por Sudamérica.

HELEN: (Le mira intrigado, cómo si esperara una continuación. ¿Y? Escribe)

SANTI: Pues que mi vecino, Raoul, me ha invitado a un café en su apartamento, descorazonado…Y yo…yo no puedo sino observar todo y darme cuenta de que la vida…la vida…(mira hacia los lados, buscando algo. Hasta que posa la mirada en el café) La vida no es más que café. Café francés. (Le da un sorbo) Aguado y amargo café francés.

HELEN: (Le sonríe, con la mano libre le añade una buena ración de leche a la taza de Santi. Se sirve así misma y vuelve a sonreírse.)

Santi se queda mirando la taza de café. Los ojos muy abiertos. Fuera de escena.

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