domingo, 21 de junio de 2009

A ritmo de Broadway

Julieta se dedicaba a sacar fotos de anocheceres robados.


Un hombre de negro paseaba todas las noches por una calle aparentemente desierta.


Aitor se sentía inspirado desde su ventana azul por los pasos del hombre de negro. Sonaban a Broadway. Broadway Blues.


Un gato, atigrado y tuerto ronroneaba bajo la música del saxofón que tocaba Broadway Blues.


Un pajarillo cojo escapaba del gato tuerto que ronroneaba desprevenido. Llamémosle Bu.


Bu es la reencarnación de la sociedad ante el mendigo que pedía ante la iglesia. El pobre Bu se empeña en cojear cuando puede volar.


Una señora le daba limosna al mendigo filósofo que le sonreía con una sonrisa desdentada y sincera. Clara.


Clara se llamaba la hija de la señora, que bajo mantas de ganchillo y un libro en sus rodillas escuchaba Broadway Blues y ronroneaba, a su manera.


Mientras tanto, un ratón blanco escapaba de Clara y subía al alfeizar de la ventana. Observaba el anochecer y lo robaba. Lo saboreaba, lo olisqueaba, se llenaba de él, consciente que el anochecer no es para los ratones blancos. Lo sabía, y lo robaba, se lo guardaba en su corazón blanco también y notaba cómo se teñía de rojo.


Julieta, desde un puente de piedra, se dedicaba a sacar fotos de anocheceres robados.

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