sábado, 15 de mayo de 2010

-Una ventana se abre.-

-¡Está usted despedido! Pero mírelo por el lado bueno: Cuando una puerta se cierra….-

Ni siquiera presentó queja o denuncia alguna tras 37 años de leal servicio porque un compañero le dijo que “Quien se pica, ajos come.”

Al legar a casa lo encontró todo mango por hombro y una carta que decía:

“Quien no corre vuela, querido, y tú sabes que quien siembra vientos, recoge tempestades, y yo ya te aguanté bastante. Durante un tiempo pensé que quien bien te quiere te hará llorar. Pues aquí tienes: Donde las dan las toman, a cada cerdo le llega su San Martín, y este es el tuyo, Cariño.”

-Cría cuervos y te sacarán los ojos.- dijo el camarero devolviéndole la carta al pobre hombre.- No te preocupes, no hay mal que por bien no venga. Muerto el perro, se acabó la rabia. Y en cuanto a lo de tu trabajo, ya te avise que cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar. Aunque también es cierto que quien mucho se agacha el culo enseña. De todas formas cuando una puerta se cierra, una ventana se abre.-

Al llegar al apartamento la puerta se atracó dejándolo encerrado dentro de casa. Se sentó en la butaca mirando al ventanal abierto por donde entraba la brisa.

Empezó a recapacitar y analizó todo lo que le habían dicho: Cuando una puerta se cierra…. Después hizo el salto del ángel atravesando el ventanal.

En las puertas del paraíso le contó lo acontecido aquel día a San Pedro.

-No llego a entenderlo muy bien.- dijo San Pedro.- Entonces ¿Decidió que era mejor quemarse que apagarse lentamente?-

El pobre hombre le miró sin llegar a comprender.

-Mire padre, debo confesarle algo. Desde pequeño todo el mundo me decía que tengo menos luces que un barco de vela, lo cual no entiendo. Lo cierto es que nunca he llegado a entender nada. No le encuentro gracia a los chistes, ni sentido ni significado a dichos, proverbios, frases hechas y refranes. No los entiendo. Pero por suerte, ayer encontré una simple solución: Quizá no había que buscarle sentido a nada de ello….-

-Pero hombre de Dios.- le interrumpió San Pedro.- ¿No ve que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre?-

-¡Sí! ¡Exacto! Como le decía, medité y medité y llegué a la siguiente conclusión: El sentido y significado de los refranes no es otro que tomárselos al pie de la letra. –

El hombre sonriendo le preguntó por su opinión. Y San Pedro, estupefacto, se repitió: Cuando una puerta se cierra, una ventana se abre.

Miró a los ojos de aquel hombre, y completamente descolocado y sorprendido, correspondió diciendo:

-Hijo mío, lo suyo no tiene solución porque contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano.-

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