domingo, 31 de enero de 2010
DOÑA ESPONJA Y DON GEL
lunes, 25 de enero de 2010
Entre nubes moradas de tortuga
Tengo un teclado en los dedos, unos dedos en la cabeza y una cabeza en las nubes.
Las nubes se convirtieron en tortugas moradas el día que Michelle abandonó su casa. Desde ese día la casa de los Lapierre pasó a llamarse la casa abandonada y no era distinta a toda casa envuelta en hiedra característica de cada una de las aldeas del valle.
La hiedra trepa por mi balcón, mi balcón vuela sobre un precipicio de cascadas de almíbar, y el almíbar ahoga los melocotones de mi bañera.
La bañera de Michelle era redonda, casi tan grande como la piscina de la señora Rougeaux. En ella se había ahogado su hermano Jean Auguste cuando buceaba para encontrar su velero hundido y la mano se le enganchó a la cadena que sujetaba el tapón del desagüe.
Desde el desagüe de mi fregadera Jean Auguste suplica ser rescatado con voz de tubería, las tuberías se anudan en lazos y los lazos despistan a las ratas.
Las ratas roen la conciencia de Michelle,pero Michelle no sabe que Jean Auguste no murió. Michelle no sabe que Jean Auguste navegó en su velero por los difíciles mares de las cloacas y fue a parar a un lago de bronce que por la noches brilla como un medallón en simbiosis con una luna siempre llena.
La luna llena tiene cara de mujer bondadosa en mi ventana, mi ventana llama a la puerta y tras la puerta: Michelle.
Es Michelle con su maleta verde. En ella guarda un par de medias, medio par de libros y un velero de juguete. Dice que en la mansión de los Lapierre hace mucho frío y se sienta junto a la lumbre. Veo un velero convertirse en humo y navegar entre nubes moradas de tortuga mientras huye por la chimenea.
En un lago de bronce, muy muy lejos, Jean Auguste se prepara para hacer frente al fuego enemigo de los piratas mientras las lágrimas de Michelle apagan la lumbre mi cocina.
Tengo los dedos fríos por un teclado que ayer se me perdió en la nubes (en las nubes moradas de tortuga)
jueves, 21 de enero de 2010
lunes, 18 de enero de 2010
Despreciable por indescifrable
cuando pronuncias ...
Entre algodón azul y calcetines de lana roja
Postrada en sueños de mantequilla
Hipnotizada por el olor de seda de los copos de nieve bailando un vals tras la ventana
cuando pronuncias...
Buscando la voz más honda entre la niebla de tus pensamientos
Explorando en tu garganta la profundidad de unas palabras repletas
Tintineando sílabas escurridizas de cristal de bohemia
cuando pronuncias...
Apenas despiertas recién del sopor de un día a la carrera tras la vida
Nada más pescas con tu media violeta el tranvía huidizo y lombriz de las tres
A punto de chocar tu perfume contra tu reflejo en el espejo agotado
cuando pronuncias...
En lenta espesura de voces
Entre tibia timidez de tinieblas
Con el misterio venciendo al miedo acobardado
cuando pronuncias...
"despreciable por indescifrable
por inalcanzable
por inexplicable e inexorable
la comisura de tus labios"
domingo, 17 de enero de 2010
Confesión
Huyo
martes, 12 de enero de 2010
CONFESIÓN ARMÓNICA
Es preciso que mencione las razones por las que ayer por la tarde decidí asesinarte. Y lo haré, lo haré porque creo que una armónica estampada en el suelo de tu salón no dará demasiadas pistas a un policía idiotizado. Lo hiciste. Decidiste morir. Hace tres semanas desde que la música de tu armónica dejó de colarse por el patio a mi ventana a las cinco y cuarto.¡ Cómo pudiste! Te abandonaste. Ibas a morir. Querías morir. Yo sólo te ayudé. Sonreías, sé que sonreías.
viernes, 8 de enero de 2010
En la curva de tus pestañas
lanzarme por el tobogán de tu nariz
a la canoa de tus labios entreabiertos
¿me dejas?
Me gustaría colgarme de los rizos de tu pelo
y susurrarte, mientras acaricio tu lóbulo izquierdo,
que adoro el semicírculo perfecto de tu hombro derecho
¿me lo permites?
Deseo escalar y descender con las yemas de mis dedos
cada una de las montañas que conforman la cordillera de tu espalda
Y así poder alcanzar… tu cima
Y que vengas
Y yo vaya
Y que vayas
Y yo venga
Y entonces tú busques
El angosto desfiladero que ocultan mis pechos
El camino a mi boca bordeando mi cuello
La cueva que esconden mis labios
Y al fin llegues a la curva de mis pestañas
Y allí me esperes
Haciendo autostop
miércoles, 6 de enero de 2010
Arte
Pesadilla del que sueña despierto.
Oscuro templo de la poesía.
Una estatua en medio del desierto.
El letal beso de la mantis pía,
tan sugerente como un libro abierto.
Arte: vivir encadenado a un sueño
siendo su esclavo, más también su dueño.